domingo, 15 de enero de 2012

RELATOS E HISTORIAS DE VILLA DEL ARCO: EL TÍO DE LAS GOMAS


La monotonía de la vida en Villa del Arco todos los días era igual; atender a los ganados, regar los huertos, los menores a la escuela, los hombres mayores a las labores del campo, las mujeres a lavar la ropa en los pilones de la Iglesia o de la Canal, y un largo etc.

Esta monotonía diaria, se veía en ocasiones perturbada por la presencia de un hombre procedente de Arroyo de la Luz, el cual se ganaba la vida con el trueque o cambio de juguetes, lozas, floreros, jarras de cerámica, flores de papel, por “gomas”.

Recuerdo que era cojo, pues tenía mal una pierna, totalmente derecha, y al agacharse para coger los artículos que la gente le solicitaba, dejaba la pierna inválida totalmente extendida hacia atrás. De ahí, que una joven de allí de Arco iba a veces avisando a algunas personas diciendo irónicamente “ está por aquí el tío de la pata tiesa”.

Este hombre ponía precio al cacharro elegido por el cliente y recogía las gomas a peso por el mismo valor.  Así, una cazuela de barro podría valer 2 kilos de gomas  (piso de las alpargatas) o una jarra decorada con San Antonio, por ejemplo. También traía botellitas pequeñas con líquidos de colores (verde, rojo, violeta) para los niños y nuestras madres nos las compraban ¿ qué sería aquel líquido? Sólo sabía a agua…

La verdad, es que el día que venía en “Tío de las Gomas” era todo un acontecimiento. Colocaba una manta como la de los militares a rayas, muy oscura, en el suelo del empedrado, al lado de la peña en la Plaza del Álamo y allí realizaba la venta. Solía venir cada 2 meses o así, es decir, dejaba que la gente tuviera gomas y lo cierto es que buscábamos gomas en otros lugares a parte de las que teníamos en casa: pisos de alpargatas, pisos de botas, tacones de calzado, en las estercoleras, en el campo…

Texto original: Manuel Ramos González
Texto editado: Emilio J.Orovengua.